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En todo amar y servir

 

“En todo amar y servir” pertenece a los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola* enmarcada en el descubrimiento interno de lo que recibimos de Dios.

Reconociendo todos esos dones, san Ignacio invita al ejercitante para que pueda “en todo amar y servir a Dios”. El punto de partida es darse cuenta de todo lo que recibimos de Dios. No se trata de un esfuerzo moralista, como habitualmente comprendemos muchas de las frases de Jesús en el Evangelio que nos exigen. Se trata de vivir agradecidos por todo lo que recibimos. Será posible en todo amar y servir si me doy cuenta cada día de lo que recibo gratuitamente de Dios. Es fruto del agradecimiento que me permite a mí también ser gozosamente gratuito. El primero que es gratuito, es Dios conmigo. Gratuitamente me está dando la vida, las personas que me miran mejor que yo a mí mismo, toda la realidad, la belleza, el bien, la verdad que ven mis ojos y mi razón reconoce. Educa quien mira a los chicos con esa gratuidad. La misma mirada con la que Jesús miró a la Samaritana, a la pecadora, a Zaqueo, al publicano, a Juan y a Andrés, a Pedro después de negarle por tres veces. Esa mirada reproducida hoy en el verdadero maestro, permite descubrir en cada equivocación una oportunidad para amar y servir a los chicos en todo (sus torpezas, rebeldías, miedos, errores). Ama quien corrige. Sirve quien abraza la humanidad herida. 

*”Conocimiento interno de tanto bien recibido para que yo, enteramente reconociéndolo, pueda en todo amar y servir a Dios” (EE.EE. 233)